En Lucas 9 se nos da una muestra del status de criaturas fracasadas de los discípulos de Cristo. No es de dudar que alguno que otro en nuestros días esgrima tal calificativo respecto a esos hombres, solo que, el que de tal manera actúa pasa por alto el “barrer para adentro”, como frecuentemente pedimos, cuando de juzgar al prójimo se trata, y tratamos de exaltar nuestros “propios méritos” a la vez que ponemos al desnudo el fracaso ajeno, apelando una vez más al “trapo de inmundicia” de nuestra justicia (Isaías 64:6). Pero cuán bueno fuera si nos miramos al espejo de esos hombres que anduvieron con Jesús y, aún así, fueron reprobados innumerables veces, porque entonces nos daríamos cuenta de la propia incapacidad y no nos quedaría otra cosa que clamar: “¡Señor, toma tú el control, porque yo tampoco puedo!”
Valoraciones
No hay valoraciones aún.