El autor, profesor de educación cristiana y padre de cuatro hijos, aborda con agudo ingenio los problemas típicos que atacan a las familias, y lo que es más importante, provee la solución bíblica a cada uno de ellos. La conclusión de este tratado es que Dios puede y quiere ayudar a los hogares que tienen problemas y llenarlos de amor y paz, siempre y cuando estemos dispuestos a obedecer sus mandatos.
En el mundo de hoy existen influencias extrañas y hostiles que quieren destruir el hogar. Parece que han pasado de moda los elementos que solían sustentar a la familia como el amor, el respeto, la consideración, la veracidad, la honestidad, etc.
Por lo tanto, el hogar cristiano tiene que enfrentar multitud de enemigos y florecer en un campo de malas hierbas.