Las «nuevas» necesidades de los niños en la post-pandemia
Autor: Keila Ochoa Harris
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Cuando hablamos de las necesidades de los niños en la post-pandemia, una de las primeras cosas que viene a nuestra mente es una educación estable y sin interrupciones, y olvidamos lo que experimentaron durante la pandemia y cómo esto les afectará en esta nueva realidad. En este artículo Keila Ochoa Harris nos hace reflexionar en los retos que los niños han enfrentado y cómo ayudarlos.
¿Estamos listos para la siguiente etapa?
A más de un año del inicio de la pandemia del covid-19 parece que, con la buena noticia de las vacunas, la vida poco a poco regresará a la «nueva» normalidad. Pero ¿estamos listos para la siguiente etapa?
Si bien no podemos decir que los niños experimentarán «nuevas» necesidades, siendo que no hay nada nuevo debajo del sol, sí podemos reflexionar en qué retos han enfrentado y cómo ayudarlos.
Tres áreas de necesidad en los niños
Sheila Hernández, una psicóloga cristiana que trabaja con niños, identifica tres áreas de necesidad en los niños.
La necesidad de ser escuchados
En primer lugar, está la necesidad de ser escuchados. Esta es una consecuencia de los cambios relacionales que han experimentado. Las relaciones se han vuelto frías o ausentes, pues la escuela se da por medio de un dispositivo y esto ha provocado que ellos se sientan aislados.
¡Qué importante es para los niños poderse expresar! Ellos no solo hablan a través de palabras, sino de dibujos y del juego. ¿Hemos analizado lo que nuestros niños están jugando? No nos sorprende ver que ponen mascarillas o barbijos a sus muñecos o que juegan al hospital.
La necesidad de interpretar la realidad correctamente
En segundo lugar, los niños tienen la necesidad de interpretar la realidad correctamente. Los niños piensan y comentan: «Me voy a morir» o «todos (abuelos, padres) se van a enfermar de covid y van a morir». «Esto será así para siempre».
Los niños son muy buenos oyendo lo que los adultos dicen en voz alta, pero son pésimos intérpretes de lo que no comprenden. Probablemente han escuchado conversaciones o las noticias en la televisión y llegado a conclusiones que no son precisamente ciertas.
Esto provoca mucho caos en su mente y hace que sus recuerdos o sus memorias se vuelvan confusas. ¿A qué nos referimos? El encierro y la falta de rutinas de salida (escuela, iglesia, clases extracurriculares) encapsulan todo en el «ayer». Para los niños todos los días son iguales y eso complica su concepto de tiempo.
La necesidad de contar con una persona segura
Finalmente, los niños tienen la necesidad de contar con una persona segura. Muchos niños han perdido familiares importantes durante esta pandemia (abuelos, padres, amigos). La ausencia y el duelo para muchos se ha prolongado.
Otros niños han experimentado más violencia intrafamiliar que se ha convertido en un sufrimiento silencioso. ¿A quién acudir si no salen de casa y no pueden escapar de esta situación?
Por otro lado, están los niños que se han refugiado en los video juegos, YouTube y Tiktok pues los adultos alrededor están ocupados en sus propios miedos, ansiedades y problemas.
Un ejercicio que puedes hacer hoy mismo con los niños cercanos a ti es el siguiente: pide a los pequeños que te digan qué cosas NO han cambiado durante esta pandemia. Cuando se realizó esta actividad en una escuela los niños tuvieron mucha dificultad en identificar una o dos constantes en sus vidas.
Pero el reto para nosotros como adultos es señalar lo que no ha cambiado. ¿Como qué? Como nuestro amor. Si bien quizá no hemos sido los mejores modelos de resiliencia y crecimiento, nuestro compromiso con ellos sigue firme: los amamos.
Debemos resaltar que hay un Dios que no cambia
Sin embargo, aún más importante, debemos resaltar que hay un Dios que no cambia. En este mundo tan variable, de niveles y olas de covid que suben y bajan, de escuelas que abren y cierran, de familiares que enferman y no regresan, de problemas económicos que aumentan, Dios reina en el cosmos.
La pregunta más importante es: ¿lo creemos? Nosotros, como los adultos en la vida de estos niños, ¿qué concluimos cuando leemos que «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos» (Hebreos 13:8)? ¿Podemos transmitir seguridad a los pequeños pues nosotros mismos creemos que Su Palabra permanece para siempre? ¿Estamos convencidos que Él no es hombre para que se arrepienta?
Que los niños en nuestras vidas puedan encontrar en nosotros personas seguras que los quieren escuchar, que estamos dispuestos a conversar sobre la realidad del mundo en el que vivimos y que descansamos en la declaración de Dios en Malaquías 3:6: «Yo soy el Señor y no cambio».
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Jairo Castañeda Alvarado –
Es la realidad
Maritza –
Sin duda es muy cierto