“Tenemos que ser lectores diligentes de nuestras Biblias. La Palabra es la espada del Espíritu. Nunca jamás pelearemos la buena batalla si no la usamos como nuestra arma principal. La Palabra es lámpara a nuestros pies. Nunca nos mantendremos como deberíamos en el camino real al cielo si no viajamos por su luz. No hay suficiente lectura de la Biblia entre nosotros. No nos basta solo ser dueños del libro. Tenemos que leerla en realidad, y orar sobre ella. No nos hará ningún bien si solo la mantengamos guardada en nuestras casas. Debemos familiarizarnos con su contenido, y tener sus textos almacenados en nuestras memorias y mentes. Conocimiento de la Biblia nunca nos llega por intuición. Solo se puede obtener por lectura diligente, regular, diaria, atenta y concienzuda”.
claudia elena –
gracias por esa reflexion,es mi lucha mas grande leerla,pero me esfuerzo para hacerlo un habito en mi vida diaria